sábado

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ÓSCAR PORTELA. PROSA:
Bergman
, el mago de Faró nos dice adios

..."existen fuerzas espantosas que cercan al hombre"... J. M. Domenech, "El silencio" en El retorno de lo trágico, pág. 43, Ed. Península.
Él es el único trágico del cine al que cita en su magna obra el sucesor de Emanuel Mounier. En realidad si los cuadros y la teología negativa de Dreyer, o el hermetismo de Tarkosvski, no alcanzan a desentrañar los limites de condición humana - a través de las más de cuatro décadas-, que Igmar Bergman se impuso como tarea, no cabrían dudas de que es él el más importante trágico de la historia del cine: un dramaturgo del linaje de Strinberg, que solo admite comparación con Beckett, por su inmersión en la finititud y la capacidad del hombre a traves del lenguaje (que es acto del habla), de transformar el mundo y sobre todo alcanzar la trascendencia desde lo trasmundano, además de la intersujevetividad, en el silencio de un mundo que se ha convertido en un museo de fantasmas.Ingmar Bergman supo sacar partido de la gran tradición de Stiller y Bjostrom: no le fue extraña tampoco la ácida comedia burguesa, pero como anota Julian Marías en sus dos tomos de Visto y Oido, es Cuando huye el día ( o Fresas Salvajes) su obra más lírica, un bellísimo adaggio, cruel, en el cual su antiguo maestro Sjostrom, hace su última y más luminosa aparición en la pantalla: el fracaso, la envidia, el egoísmo, la ruindad, se rinden cuentas en un viaje donde el costado del sueño, le sirve a Bergman para recrear las imágenes más hermosas del cine, la luz y la salvación final.Si los cuadros de Frontisekc Vlacil sobre el medioevo, no lo emularan, sería sin dudas El séptimo sello la más perfecta de las ilustraciones, del ajedrez que juegan la eternidad y el tiempo, la vida y la muerte, el destino y la libertad, ilustrándonos como Durero el cruel viaje de la vida. Detrás de un vidrio Oscuro con reminiscencias de Bresson, la más cruel requisitaria acerca del creador y la fe, estériles en este mundo, para mostrar una salida del túnel. El mago - juego irónico acerca de la identidad, la fantasía y la realidad, nos lleva a El silencio, la cumbre del solipcismo y el escepticismo bergmaniano. Al silencio de Dios el desierto de los hombres de paja, para los cuales la plegaria a muerto y las preguntas también ,aunque la alegoría se abra sobre una enorme "pregunta". La hora del lobo es también una desesperada búsqueda de la identidad en un mundo de muertas mascaras. De esta inmensa filmografía, que inicia otro préodo de la creación cinematográfica, y de otra época, quizá sea Gritos y susurros- la más perfecta de sus obras: un Rembranth mezclado con Artaud, sin que Sonata de otoño - bellisimo adaggio también-, Persona, Cara a cara - el triunfo del amor-, y Después del ensayo, la mejor interpretación de toda la carrera de Ingrid Thulin, sean obras que cedan en calidad. Su último estudio, En presencia del payaso vuelve a plantear el problema transferencial y el final de un Schuberth que somos todos, deja abierta una vez más la posibilidad de la salvación. En sus parcas palabras con el periodismo, El mago de Faró, apenas pidió que si iba al cielo, después de terminar un corto, en él hubiese una pequeña pero sustanciosa cinemateca.
Corrientes, Argentina, julio de 2003